Nuestra comunidad educativa, con espiritualidad ignaciana identidad propia la Compañía de María, desde sus orígenes en 1607, propicia un espacio educativo desde los valores de acogida y v diversidad; favorece la superación intelectual, emocional, física y espiritual del colectivo y de cada uno de sus alumnos; entiende que las diferencias son el elemento vital que hace que la vida sea rica, encantadora e impredecible. La noción de exclusión está, por tanto, ausente de nuestros principios educativos.